vivimos en una separación con lo vivo, nos adiestran para no sentir la corriente vital y para entregar nuestra propia vida
de esta manera somos permeables a la manipulación: el poder y los gobiernos se encargan de nuestras vidas y nos quitan soberanía, se adueñan de los cuerpos y los territorios, nos intoxican y encierran en la ilusión
queda un vacío donde debería haber vida, pensamos que los objetos van a recomponer el vacío, que necesitamos cada vez más cosas, más dinero, más estructura material
entonces vamos tras el consumo para satisfacer necesidades que terminan sin satisfacerse, las cosas anestesian por un rato y luego resultan insuficientes: vamos por más objetos, riquezas, hasta consumimos personas y experiencias
buscamos llenar un vacío pero nada es suficiente, esta lógica de insatisfacción es clave en la estructura del sistema
regresar al vacío: que está lleno pero no lo sentimos
el vacío en realidad es nuestro espíritu, nuestra vida, conectada en el entramado de la vida que existe
no sentimos el entramado porque tenemos los puentes cortados: miramos la tierra y la naturaleza pero no la vemos, no la sentimos
de algún modo nuestros ojos se vuelven ciegos y nuestros oídos sordos a todas las otras voces (no humanas) que nos rodean y a nuestra propia voz interior, profunda
regresar a la vida, que en sí misma es impredecible, habita en su propio ritmo y es caótica (para los ojos humanos)
la vida de las espirales de aire que respiramos, el latido de nuestro corazón, una gota de lluvia cayendo por la ventana, la vida con su comportamiento caótico o impredecible, la propia vida fuera del orden que podamos imprimirle
el latido del corazón es salvaje, las olas que rompen en el mar son salvajes, la gota que cae es salvaje, el aire que respiramos es salvaje: lo salvaje es lo que somos
nos cuesta conectar con nuestra naturaleza; qué sabemos de la vida, si la estamos arrasando
tantas formas de vida, especies, animales, minerales y vegetales, tantas otras formas de sensibilidad se desvanecen, al tiempo que la Tierra misma está temblando en su propia fiebre, desgarrándose, mientras no hacemos este trabajo de reconexión
si no tomamos la decisión de reconectar con nuestro origen, seguiremos en un pasado inconsciente creyendo que decidimos, cuando en realidad sólo estamos reaccionando a las reglas que nos imponen
no hay nada vivo en reaccionar
regresar del olvido empieza con la decisión de sanarnos y sanar la vida, recuperar la energía vital que nos arrebata el juego de esta civilización
¿qué si nos animamos a abrir el corazón, el espíritu, el cuerpo en su totalidad a la experiencia sensible, con el terreno que pisamos y la vida que nos atraviesa?