El sol y el oro espiritual

Hay una razón por la cual olvidamos las piezas profundas que edifican nuestra especie. Una razón por la que se nos ha borrado el recuerdo del origen. ¿Qué rol tienen el sol y el oro en este alejamiento?

¿Será que lo fundamental se encuentra oculto en lugares misteriosos?

Templo solar MNAJDRA, en Malta

Un agudo alejamiento de la fuente sagrada, del oro que late en lo profundo de la humanidad.

Oro, centro dorado, fuego primero. El «sol in homine» es el jugo del valor heroico que me dice: cultivá lo más genuino y esencial, dejá ir lo que no es vital, lo impuesto, lo que no late.

El individuo puede sacralizar su mundo si está en conexión con la vida, si habla con su espíritu, si entra en la profundidad de su misterio, atravesando cada instante como un rito. 

El pulso del sí-mismo en la realidad sacra, que es la esencia de la inmortalidad, lo que perdura más allá de lo mundano. Sol como el oro cuyo brillo fecunda y nutre la semilla que está germinada en el corazón. Luz que hace madurar ese fruto, nutriendo lo esencial y organizando, desde el centro del pulso, la creación.

¿Será que el borramiento de los orígenes está vinculado con esta trascendencia, con la fuerza de una raza solar?

«Si la Edad de Oro es un recuerdo lejano del ciclo de esta raza, al propio tiempo se formuló una concepción suprahistórica basada en el hecho de que, en un momento dado, lo que había sido manifiesto se volvió oculto. A causa de una progresiva involución de la humanidad, la función ejercida por esa raza se fue haciendo gradualmente invisible y quedó interrumpido el contacto directo entre historia y suprahistoria.»

Julius Evola
Templo solar STONEHENGE, en UK

Conquistar el lugar dorado que adentro late. Recordar lo que quedó oculto. Transitando de lo terrenal a lo celestial y comunicando los planos, el centro dorado es el lugar por donde se asoma lo trascendente, la llama eterna.

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El sol en su bajada, luego de su esplendor del solsticio, me trae al juego de la luz y la sombra. Cada día hay más claroscuro.

El viaje del sol por la rueda es el viaje del héroe y allí se va encontrando con su opuesto, la sombra, la noche, el elemento lunar de repliegue y receptividad.

El uno y el dos en la danza producen una fuerza que los vuelve a unir y supera los límites, su encuentro en el tres contiene la trascendencia, el elemento que puede autoexpresarse porque integra el fuego y el agua.

Cuando hablo vuelan en el aire no sólo mis ideas sino las llamas de mi corazón que quieren llegar al otro lado, que tienen como acompañante a la mano del alma con su ternura incondicional.

El 1 como elemento de fuego es el sol que irradia y crea desde su centro original. El 2 como el agua que puede extender la mano y ablandar lo que arde y consume. El 3 es el resultado y a la vez el punto de reunión de todo, en la palabra. El Oro, la Plata, la Palabra.

Llevamos latentes en la sangre los elementos del Oro, la cualidad heroica de la condición humana. ¿Dónde se expresa hoy aquel héroe que lucha con la fragmentación de sus partes, con la destrucción de sí mismo?

También contenemos a la Plata, la cualidad sensible y receptiva que habita en las emociones humanas. ¿Cómo destila su amor el alma que hoy está desolada por el miedo?

El sol, el Oro, es un símbolo del Padre, del héroe y del centro organizador. Es un elemento interno de maduración, el fuego donde laten los aspectos esenciales, que no pueden ser dirigidos por otro porque son pulsados desde sí mismo. La luna, la Plata, es un símbolo de sacerdotisa y Madre, de alma, del agua que da forma a las emociones.

Éstos son símbolos incorporados en el inconsciente colectivo, latentes en nuestra sangre, cuyos significados intervienen, están involucrados en la construcción de nuestras vidas. El inconsciente relaciona arquetipos y símbolos para crear la ecuación que resultará en realidad desplegada. De manera que nos afectan profundamente las deformaciones que provoca el sistema cultural y las distorsiones que transitamos en nuestra configuración familiar, ancestral.

El encuentro de la luna y el sol refleja una alquimia íntima que puede unir el fuego con el agua. En la incorporación de ambas potencialidades, en la integración del oro y la plata sucede un misterio de trascendencia. En la integración sucede la alquimia entre el elemento heroico y la cualidad sensible. Este misterio es la búsqueda de una transformación, de renacer a otro estado y ganarle a la muerte. Es el Graal, el secreto de la renovación permanente y de la eternidad.

Lo impuesto, aquello que moldea y rigidiza, nos deja fuera del amor, nos aleja de esta integración. Porque el sistema cultural utiliza nuestras vidas y se alimenta de ellas; y así quedamos presos de la muerte. El A-Mort es un secreto porque ésa es la cualidad de los Dioses, es lo divino que habita -latente- en lo más profundo de nuestro corazón.

«El hombre de las sociedades arcaicas tiene tendencia a vivir lo más posible en lo sagrado o en la intimidad de los objetos consagrados. Esta tendencia es comprensible: para los “primitivos” como para el hombre de todas las sociedades pre-modernas, lo sagrado equivale a la potencia y, en definitiva, a la realidad por excelencia. Lo sagrado está saturado de ser. Potencia sagrada quiere decir, a la vez, realidad, perennidad y eficacia.»

Mircea Eliade

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El sol nos conduce hacia la profundidad esencial que late en el espíritu. 

Todo lo accesorio se desvanece por completo. 

Está relacionado con el oro espiritual (el mineral de mayor valor, símbolo de perfección y de lo divino). Para los alquimistas, el «oro preparado para la obra».

«El mundo, en todo relato cosmológico, se crea o bien por la luz o bien por la palabra. En uno u otro caso, palabra o luz son siempre alegorías de una onda de energía que se transmite formando una espiral o una ondulación.»

Gälic Druham

Hace tiempo, el sol entró en su primavera. Se produjo el despertar solar: mayor actividad, mayor presencia y fuerza del astro.

En la cultura actual, las distorsiones nos alejan de este gran bien.

Todas las culturas antiguas veneran al sol. ¿Por qué se han construido templos en honor al sol en todas las culturas ancestrales? 

Porque es sinónimo de vida, fecundidad, abundancia, plantas, luz, día, alimento.

Templo solar KARNAK, en Egipto

En cambio, la cultura actual coloca al sol en el lugar de un enemigo que provoca cáncer de piel. Cremas de protección solar, bloqueador solar, demasiada información tendenciosa sobre los problemas del sol.

Las distorsiones pueden generar síntomas. 

La celiaquía, el cáncer de piel y afecciones de la piel por hipersensibilidad al sol, entre otros. Todos están vinculados con esta incoherencia que hace ingresar a esta civilización en una distorsión.

Aquí más información sobre estos síntomas.

La distorsión que se da hoy desde el mundo “científico / informado”: el sol es un enemigo.

No olvidar, siempre recordar: el astro sol fecunda a la tierra, sin su provisión no habría vida.

💛

Unos 20 minutos diarios de sol son la puerta al oro humano, esencia invisible del sol celestial que alimenta el fuego interno.

Si te resuena internamente este rechazo al sol o tienes alguno de los síntomas mencionados, te invito a recorrer el camino hacia tu esencia latente.

El bien y el mal, la salud y la enfermedad

Siempre me pregunté si existen el bien y el mal.

En estos tiempos actualizo la pregunta cuando operan fuerzas oscuras, dueñas de castillos de metal donde pretenden encerrarnos. Creo que esas fuerzas representan algo del mal.

La cárcel se edifica en el mundo de ilusiones (que no es real). Entonces, si no es real, ¿cómo nos afecta el mal? 

Soy consciente que hay una guerra invisible que habita el mundo de ilusiones. Me hago consciente de la guerra cuando una incomodidad da vueltas sin parar y quiero liberarme, como Neo en The Matrix. El choque se hace clarísimo si empiezo a sacarme los tubos que mantienen esclavos a mi cuerpo y a mi mente. Salgo de ese huevo en el que tenía los ojos cerrados y los sentidos dormidos. El mal es la fuerza que custodia que no me desconecte y me quiere recuperar cuando logro hacerlo.

Por eso, actualizo la pregunta sobre el bien y el mal, sobre la salud y la enfermedad en esta transición a nuevas humanidades. La pregunta sobre lo real y lo irreal.

Lo real (la verdad) es el amor. Y no existe nada por fuera de ello. ¿Qué estamos aprendiendo en estos cuerpos que habitamos?

Creo que aprendemos a lidiar con lo que nos trae el mundo de los sentidos, el mundo que dictan nuestros sistemas de creencias. Que aprendemos a manejarnos entre opuestos sabiendo que nada se opone realmente entre sí. Que aprendemos a lidiar con lo irreal.

Lo irreal es el miedo, un invento de la oscuridad para que nuestras mentes y cuerpos queden anclados a sistemas de creencias. Lo irreal y el mal a veces están cerca.

¿El mal se expresa en la oscuridad de la muerte? Creo que no: el mal se expresa en el miedo a la muerte, que nos implantan como creencia.

También se expresa en lo que nos imponen: que la felicidad no está en nuestras manos. 

Muchas formas de manifestarse tienen estas fuerzas oscuras. Pueden ser parásitos emocionales o mentales: esos que nos dejan en constante repetición de viejos moldes, con tal de no romper las normas, esos que nos inducen a pensar siempre lo mismo para no abrir el caparazón. Algunos parásitos generales: “no sos capaz”, “vas a quedarte solx”, “es imposible”, “la vida es así”, “todo no se puede”, “así no vas a progresar”, etc.

Las fuerzas pueden ser pirámides y panópticos del poder que nos vigilan, también pueden ser armas nucleares o dispositivos para generar incendios o cambios climáticos. Pueden ser las tecnologías que quieren implantar en nuestros cuerpos. Pueden ser los contenidos difundidos para derramar miedo.

Las pirámides y ojos que todo lo ven de las fuerzas oscuras nos quieren quietitxs y con miedo, pensando que la felicidad está allá afuera y en el mundo material (para que sigamos reproduciendo este sistema de farsas).

La gran noticia: el poder está en el espíritu desarrollado y libre. Ser felices está en nuestras manos.

¿Qué tiene que ver esto con la salud y la enfermedad?

La salud integral viene de la mano del equilibrio. El equilibrio, que tiene relación con el orden en la biología, implica una coherencia entre los cuerpos físico, emocional y mental. Si reaccionamos a las condiciones externas, libramos una guerra interna que produce desequilibrio. En cambio, si no reaccionamos, sostenemos el equilibrio (por lo tanto, la coherencia) y obtenemos salud permanente.

«La salud es plena energía en movimiento armónico».

Andreas Kalcker

En contrapartida, la enfermedad es falta de energía: falta de equilibrio que impide a la energía ser plena y armónica. El desequilibrio es signo de pérdida de energía vital.

La fuente de poder del actual régimen es la enfermedad. Su fuerza no es sólo económica sino, sobre todo, subjetiva y ontológica. Para subsistir, abusa de las vidas: «es de la propia vida que el capital se apropia; más precisamente, de su potencia de creación y transformación» (Suely Rolnik).

Problemáticas como: alteraciones hormonales, intoxicación física y mental, etc., son herramientas que utiliza el sistema para mantenernos en estado de enfermedad y dependencia. Una sociedad formada por personas equilibradas es sana, por lo tanto es libre. Individuos sanos (equilibrados) tienen pleno poder sobre su energía (su salud), no necesitan intervención externa, ni medicación, ni vacunas. Por esto, el régimen se vale de mecanismos para que, sistemáticamente, ignoremos nuestros desequilibrios o no podamos atenderlos. La “solución” viene dada desde afuera para que, una vez más, dejemos en manos ajenas nuestro bienestar. Es central para el sistema tenernos controladxs a través de la falta de salud.

¿Qué pasa si, al descubrir el circuito de dominación, superamos esa emoción profunda del miedo, pasando a la acción propia? El miedo se corta. La acción libre es una gran salida a la inmovilidad que produce la rueda de control.

«Del vacío del sabio surge la quietud. De la quietud, la acción. De la acción, el logro».

Chuang Tzu

Si a nivel individual soy capaz de vaciarme de lo externo para procesar la información de lo que soy, de las partes que internamente están en guerra, si lo proceso desde mi propia experiencia, si entiendo que la rueda de control me lleva al miedo para hacer que crea lo irreal, puedo sostener el foco en no reaccionar a las condiciones externas (irreales). Sostenerme en el vacío y la quietud internas. Y pasar a la acción desde mi libertad.

Para crear la nueva sociedad, las nuevas humanidades que estamos necesitando, hacen falta personas conscientes de espíritu libre, vinculándose y cooperando entre sí.

Eso es protegernos de manera consciente. No necesitamos nada más.

May the force be with you.

Polaridades, esencia y estructuras de la creación

Año gregoriano 2022. Una combinación de números que resuena en el calendario me envuelven en esta civilización. La polaridad y la simbiosis del 2 me llevan a sentir, a reconocerme con mis emociones, a encontrarme con otras emociones fuera de mí, mezclarme y fusionarme con otrx. La armonía y el corazón grupal del 6 me llevan a multiplicar mi sensibilidad en los cuerpos unidos a mí. El agua recorre la experiencia de mi cuerpo emocional y deja llover gotitas sobre el gran corazón que nos acuna. ¿Qué pasa ahora que tambalean las estructuras caducas de un modo ser colectivo?

Las estructuras viejas se resquebrajan y nos empezamos a mirar con ojos nuevos. Unos ojos que renacen creando. Creándose a sí mismxs en relación a este gran cuerpo colectivo. Siento que estamos en la osada aventura de volver a ejercer nuestra energía femenina, reprimida y olvidada, para contribuir a la comunidad, sanar y sanarnos, ordenarnos en el balance entre lo masculino y lo femenino. Recorrer el hilo que une los ojos al corazón interno de cada unx.


Los viajes hacia la oscuridad de mi corazón derraman la sangre de la energía femenina que durante siglos fue opacada, en una civilización que premia el poseer sobre el sentir (“tanto tengo, tanto valgo”), que busca respuestas en lo externo en lugar de redescubrirnos en lo interno, que nos manipula para conseguir éxito, dinero, cáscaras que se quiebran en su propia superficialidad. Antes de este paradigma lxs humanxs éramos una comunión con la tierra, no nos apropiábamos de ella ni utilizábamos la manipulación y el control para apegarnos a lo material.

El acorazamiento que oscurece nuestra capacidad de crear y sentir en la estructura actual, se construyó durante siglos desde el paradigma masculino. La línea de la energía masculina tiene un recorrido diferente de las ondulaciones de la femenina. Nos empujamos unxs a otrxs en una línea de “productividad” y “progreso”. Lo que hacemos es ignorar las curvas, mutear nuestros cuerpos, separarnos de sus ciclos y silenciar su lenguaje, cortar el hilo que nos une desde el corazón.

La Era de Hierro que habitamos domina con la potencia destructiva de la guerra. Se enfrentan en una contienda dos facetas que se miran como distintas y se repelen. Dos polos que vienen luchando hace siglos. ¿En qué resulta esta guerra? Una de las facetas se impone sobre la otra; entonces la oprimida busca soltarse las cadenas y se alza en armas; luego la tirana se defiende con maquinaria más pesada. Y en ese círculo repetitivo, proyectamos peleas, muertes y destrucciones sin fin, adentro y afuera nuestro. Nos repetimos en formas esclavas y dominantes, que se alternan y producen sometimiento y manipulación.

El desafío actual: ordenarnos en el balance entre lo masculino y lo femenino. Todxs tenemos ambas energías. Las mujeres tenemos úteros físicos, con los cuales estamos en proceso de reconciliación, reconexión. Los hombres tienen úteros energéticos donde reside su energía creadora. La herida de los hombres se basa en que tienen que bloquearla para ser reconocidos. La herida de las mujeres es adaptarse a ritmos ajenos y silenciar los propios. Siento que el poder de recrearnos ahora, rearmarnos con la creatividad, implica que tanto mujeres como hombres conectemos con nuestros úteros. Darnos cuenta que tienen la sabiduría incorporada de creación, de equilibrio vida-muerte-vida, los ciclos del morir y el renacer. Conectar con esa energía que nos dio vida es trabajar la energía de creación. Sentirnos parte de un todo, que es el universo, del cual somos canales.

¿Qué pasaría si nuestro poder de crear, recrearnos y transformar fuera imparable?

Si empezamos a sentir y ejercer esa conexión con la energía de la tierra, de todos los seres materiales y sutiles que componen el universo y están dentro nuestro.

Si cada unx pudiera conectar con su propio ser despierto, en dominio de su fuerza, en constante mejoramiento. ¿Qué magnitud de cambio provocaríamos?

Si trabajamos nuestras vibraciones creadoras reunificando nuestros polos, vamos a florecer y renacer con un yo colectivo libre.

§

Encontrar el límite a la libertad en la puerta cerrada del inconsciente, el mundo oscuro al que quiero acceder y me angustio en esa puerta como marioneta de fuerzas desconocidas, incomprensibles y mucho más fuertes que mi voluntad consciente. El intento por explicar experiencias que sobrevienen y no poder manejarlas. Sensaciones físicas que no tienen lógica, imágenes que no tienen sentido y no puedo transmitir. Marcas que no tienen palabras para expresarse. Y las mismas preguntas siempre: ¿de dónde vienen esas experiencias, cómo abarcarlas?

¿Sentís que hay dentro tuyo algo tan difícil de atrapar que no llegás a entenderlo, fuerzas opuestas que se debaten en una guerra?

Mucho tiempo creí que era imposible responder estas inquietudes; me recreé en la angustia irracional, siendo y haciendo cosas de las que podía gestionar una ínfima parte.

Hoy puedo hacerme carne en el viaje a lo inconsciente que viene de adentro, cuyo origen está en la relación, el vínculo primigenio entre mamá y papá, en el hilo que me conecta con el linaje, mis antepasadxs, mi árbol. Espectros que vienen de aquellxs que quedaron en el camino de mi genealogía. Miro de nuevo hacia la puerta, puedo reconocer rostros precisos y les pongo nombre a las experiencias.

Me siento más liviana cuando habito el viaje hacia adentro. No hay una sola forma, el trabajo interno es fruto de la voluntad. Nadie puede obligar a otra persona. El autoconocimento depende del poder personal.

Hoy puedo colocar los espectros en donde corresponde, devolver las cargas que parasitan en mí. Miro otra vez hacia la puerta. Tomar las riendas de la libertad implica asumir que la vida está más allá de esta puerta.

Mi vida está más allá de lo que mi linaje ha proyectado en mí. Más allá del programa inconsciente que he recibido y tomado. Más allá de sus deseos, intenciones, silencios y miedos.

La libertad individual y colectiva está más allá de la guerra que libramos dentro.

Con los pies, me desplazo en el camino de la vida. Todo mi cuerpo está repartido en la superficie de mis pies. Un problema vinculado con ellos, me indicaría un conflicto entre la dirección y el movimiento que tomo, manifestaría la necesidad de más estabilidad y seguridad en mi vida, el futuro y sus imprevistos me darían miedo.

Los pies están relacionados con mi origen. Me creó la conjunción de dos fuerzas complementarias que dieron lugar a una nueva vida. El contacto firme y seguro de mis pies con la tierra me recuerda de dónde provengo.

(…) la atracción mutua entre nuestro cuerpo y la tierra es la fuente profunda de ese delirio más consciente que nos compele a la presencia del otro. Como el magnetismo que sienten dos amantes, o una madre y su hijo, la atracción poderosa entre el cuerpo y la tierra ofrece sustento y reabastecimiento físico cuando se consuma en el contacto. Aunque en los últimos tiempos hemos llegado a asociar la gravedad con la pesadez y por ende a pensar que tiene un vector estrictamente descendente, algo sube hacia nosotros desde la tierra sólida cuando estamos en contacto con ella. Nos damos pocas oportunidades para saborear ese nutriente que sube hacia nosotros cada vez que tocamos el suelo, y por eso no es sorprendente que hayamos olvidado la naturaleza erótica de la gravedad y el placer vigorizante del contacto con la tierra (…)

David Abram

Preguntas que me quedan para hacerme y hacernos: ¿cuán fuerte es la fidelidad al clan?, ¿cuánto nos falta despedir?, ¿cuánto cargamos para salvar al linaje o para evitar quedarnos fuera del rebaño? Las preguntas me conducen por ondulaciones y voy reconociendo las fuerzas que se enfrentan. Mi cuerpo es un terreno de luchas y soy yo la única que las puede iluminar. Como dije más arriba, el autoconocimento es infinito y depende del poder personal.

En estas ondulaciones me rehago, me recreo, nos reconozco y vuelvo a ser otra vez. Te invito a que recorras tus ondulaciones para que renazcamos en libertad.